
Wall Street dio crédito a la mejora, con un alza superior al 1% a media sesión. También ganó el dólar. Y es que el torniquete de los estímulos parece surtir efecto antes de lo que esperaban en el parqué (también se revisaron a la baja los datos de destrucción de empleo de septiembre y octubre).
El esperanzador dato de empleo llega, además, con la temporada de compras navideñas arrancada, lo que podría animar algo el consumo. "¿Un regalo de Navidad anticipado para Barack Obama?", se preguntaba algún comentarista en Washington. Lo que sí hizo ayer la Casa Blanca es aprovechar esta brisa de aire fresco para suspirar, porque tanto en el Tesoro como en la Reserva Federal cuentan con que el paro volverá a repuntar y podría incluso acercarse al 11% antes de bajar de una forma convincente.
"Habrá sacudidas", advirtieron desde el equipo económico de Obama. Y es que la realidad sigue siendo dura para el ciudadano de a pie. La recuperación, coinciden los economistas e instituciones financieras, llevará dos años antes de llegar a la situación previa a la crisis.
Desde el inicio de la recesión en diciembre de 2007 se perdieron 7,2 millones de empleos en EE UU. Y el total de personas desempleadas asciende a 15,4 millones, de los que 5,9 millones son parados de larga duración, un nivel (38,3%) nunca visto. El total de parados se redujo en 325.000 personas en un mes. Pero también se retiraron del mercado laboral unas 98.000 personas. Si se tiene en cuenta a los 9,2 millones de empleados forzados a trabajar a tiempo parcial y los 2,3 millones que desisten de buscar un puesto de trabajo en estas condiciones, el paro sería del 17,2%. Es decir, se necesitará una alta tasa de crecimiento para poder digerirlos.
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