
Es de esas historias que hacen reflexionar sobre si el dinero da la felicidad y que se quedan dando vueltas en la mente un tiempo.
Seguramente no le dirá nada el nombre de Casey Johnson. Pero en cambio difícilmente alguna vez --incluso a diario-- no haya usado algún producto de Johnson & Johnson.
Pues Casey, de 30 años, era la heredera del imperio. Aunque sus padres, que le negaban el saludo y la palabra desde hace años, no le pasaban dinero. Ni tenía acceso a su parte de la fortuna familiar.
Todos la habían abandonado. Ella que lo había tenído todo desde el día que nació para alcanzar (supuestamente) la felicidad: fama, lujo y dinero. Ella, durante años habitual de las páginas de la prensa rosa, cuando se relacionaba con las reinas de la noche norteamericana, las Hilton, las Lohan y las Ritchie.
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