Las ninfómanas existen, son reales. Se dice que el 6 por ciento de la población la padece. Sus orígenes son muchos, pero cada vez más deja de ser un mito para convertirse en un apetito sexual exagerado femenino, sin control ni límites.
Incluso, para las ninfómanas, una vez llevado a cabo el acto sexual, el pensamiento en torno al sexo continúa.
La palabra "ninfomanía" viene de ninfa y manía. Las ninfas en la mitología griega eran las deidades del bosque, del agua y del campo. Hoy en día, debido a las connotaciones peyorativas que podría tener la palabra ninfómana se le ha denominado "hipersexualidad" o "satiriasis" en los hombres, aunque en alguna ocasión también se le llamó "furor uterino".
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