Por Felipe Polanco (Boruga):Uno de los momentos más emocionantes del ser humano, se vive cuando luego de muchos años de sacrificios, limitaciones, esfuerzos y hasta pleitos familiares, se logra junto con un leonino préstamo bancario, adquirir una vivienda en un sector de clase media o alta, dependiendo de lo que se logre ahorrar.
Es un momento que se dice “recordaremos para el resto de nuestros días, basados en que ya tenemos “un techo” donde vivir cuando el otoño de nuestra vida se pose irremediablemente, dejando estragos en nuestro físico que deberemos sortear en esa vivienda de donde nadie “me puede sacar”. Estos pensamientos y opiniones las he vivido desde hace muchos años y ya por la edad que pinto, estoy también viviendo.
En nuestro país que Dios nos permitió nacer y donde hemos echado las raíces familiares, el respeto al futuro se ha ido desvaneciendo de una manera que ya solo nos queda lamentarnos interiormente porque si levantamos la voz, nos tildan de enemigo del gobierno o de militante del partido opositor del momento, que solo le quiere hacer daño al presidente que se “faja” día por día a gobernar “sacrificadamente” este país de malagradecidos, inconscientes que no “valoran” su obra “majestuosa de gobierno”.
Estamos viviendo en uno de los países mas tolerante, sumiso, idiota y hasta pen…………………………..jo, donde nuestros derechos inmediatos de ciudadanos que deberían tener acceso a los servicios primordiales de la vida, se han ido ocultando de una manera que mas del 80% de la población de niveles bajos no conoce sus derechos elementales y el otro porciento los conoce a medias y busca pisotear los de los demás.
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