Ella lo conoció en una fiesta de cumpleaños de unas amistades y la química entre los dos fue inmediata. Parecía ser el hombre ideal para ella y la interacción entre los dos fluyó con naturalidad. Así que la intimidad entre los dos se dio de forma natural, acepta María, quien prefiere proteger su identidad con un nombre ficticio.
Pero después de varias semanas, cuando la relación estaba en todo su apogeo, él le confesó que tenía una enfermedad de transmisión sexual (ETS).
La noticia la dejó sin palabras. Dice que, aunque siempre se preocupaban de usar condón durante las relaciones sexuales, en dos ocasiones no lo hicieron por circunstancias inesperadas. Así que la exposición y la posibilidad de contagio era muy real.
“Él alegó que estaba bien protegido, que tenía un tratamiento estricto para controlar la enfermedad y su transmisión”, recuerda la mujer de 35 años, quien eventualmente rompió la relación.
Pero la situación no pudo ser más difícil para ella. Independientemente de que se sentía dolida y asustada, recuerda que en el momento en que él le dio la noticia, ya ella había comenzado a ver unos rasgos de su comportamiento que no le gustaban.
Por eso, cuando dio por terminada la relación, dice que en cierta medida fue difícil determinar qué pesó más: si el que tuviera una ETS y saber que la puso en riesgo a sabiendas o las características de su personalidad que le molestaban.
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"El Dominicano Mirón"
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