
Novios y compañeros de trabajo desde hace dos años, la pareja descubrió que el riesgo de una aventura, les sube la adrenalina a un punto sin retorno. "No somos exhibicionistas, pero nada nos brinda más placer que hacer el amor en un rinconcito de la playa o en la escalera interna de un edificio... Si alguien mira, más nos excitamos", confiesan estos cultores de una variante llamada agorafilia, que consiste simplemente en tener sexo en lugares públicos.
¿Perversión o morbo? Alguien tendrá derecho a preguntarse hasta dónde llega el límite de lo "normal" de esta parafilia, llamada también dogging o crussing y que se permite en 60% de los parques británicos, y en Francia, Alemania, Holanda, Bélgica, Italia, Irlanda y Estados Unidos. (Ver)
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