
El amor es un fármaco milagroso. Y una droga potente. Literalmente. Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford aseguran que los sentimientos que provocan las pasiones amorosas pueden ser increíblemente eficaces para aliviar el dolor, con un poder calmante similar al de los analgésicos o incluso al de drogas como la cocaína.
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