Tras varias citas al cine y restaurantes, Juan y Mónica se enamoran. Manifiestan su amor con gestos, caricias y una sortija de compromiso que los encamina un tiempo después al matrimonio. Tienen la casa y la profesión. Los hijos son la única variable ausente en esta ecuación para completar lo que muchos pueden considerar como una familia "perfecta".
Pero esta historia tiene otra vertiente; una que dentro de la sociedad puertorriqueña rompe con la norma tradicional. Mónica está segura de que no quiere tener hijos y Juan, aunque en un momento trató de comprenderla, da lo que sea por tener un bebé entre sus brazos. Están en tres y dos. Cada cual mantiene su postura y al parecer, el tranque va para buen rato. ¿Ahora qué? (Ver historia completa)
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